Atrévete a conocerlos

En una sala de profesores de ELE, a veces, se pueden oír frases del tipo:

"Ayer estuve horas preparándome la clase y hoy no me han hecho ni caso." o "Les he llevado actividades superguays y ellos prefieren hacer un ejercicio de rellena huecos."

Precisamente, es en esos momentos cuando algunos profesores pueden pensar que lo que hacen no tiene sentido y, además, sentirse frustrados porque su esfuerzo no ha dado los frutos que esperaban en el aula. ¿Cómo podemos evitar este tipo de situaciones?

Como bien dice Martín Peris, los profesores tenemos que ser críticos con nuestra práctica docente y, de la misma manera, estar informados sobre las expectativas, los intereses y las motivaciones de nuestros alumnos. Es entonces cuando nuestra labor docente en el aula cobra sentido y nos sentimos realizados.

Esto puede sonar demasiado teórico, pero en la práctica es tan sencillo como mostrar interés genuino por nuestros estudiantes y querer conocerlos. Para ello, podríamos hacerles un sinfín de preguntas que, al final, podrían resumirse en: "¿Quién eres? y ¿Qué necesitas?



Por suerte, los profesores de ELE contamos con una herramienta muy útil para obtener información relevante sobre el alumnado, esto es lo que se conoce como el análisis de necesidades aplicado a la enseñanza de lenguas. Este procedimiento tiene como objetivo conocer las necesidades de aprendizaje de los estudiantes para que el profesor pueda planificar el curso y las clases teniendo en cuenta a los estudiantes, es decir, siguiendo un enfoque centrado en el alumno.

Existen diferentes maneras de llevar a cabo el análisis de necesidades, por ejemplo, realizando cuestionarios, entrevistas o dialogando de forma activa con los estudiantes en un ambiente que favorezca la negociación y el entendimiento. Idealmente, el análisis de necesidades debería tener lugar antes de empezar el curso, con el fin de que el profesor pueda seleccionar y adaptar las dinámicas, las actividades y los contenidos para sus alumnos. Sin embargo, cualquier momento durante el curso puede ser bueno para replantearse lo que se está haciendo en clase e identificar nuevas necesidades que puedan surgir en el aula.

En definitiva, solo cuando los alumnos son el centro del aprendizaje y el profesor toma decisiones en función del perfil de sus estudiantes, es posible evitar las situaciones de desmotivación y frustración, como las descritas al inicio de esta publicación. Como docentes, tenemos que atrevernos a conocer a nuestros estudiantes, saber cuáles son sus necesidades comunicativas, por qué aprenden español y qué les gusta hacer en clase, solo así, podremos realizarnos profesionalmente y garantizar un aprendizaje significativo.


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